
Los amigos son los hermanos que la vida nos da
Piensa en algún momento en el que te has sentido sólo y quién ha estado ahí para animarte. Los verdaderos amigos se cuentan con los dedos de la mano. Son esas personas que están en las buenas y en la malas, que a pesar del tiempo y distancia las cosas jamás cambian, te conocen en todas tus facetas, tienen memorias imborrables. Son aquellos que serán irreemplazables en tu vida y en tu corazón, porque ellos se convierten en la familia que tu eliges tener.

Los amigos son seres únicos, son los que te conocen a la perfección, que en diversas ocasiones sólo con una mirada se dicen todo. Se comparten secretos con ellos, hay una enorme confianza y lo más importante son incondicionales. La amistad es un proceso que se fortalece con el tiempo, es una relación formada por las acciones, el cariño, la honestidad, el afecto y la lealtad. Los amigos verdaderos, son ese diminuto grupo que a pesar de diferencias, de altas y bajas, los conservas cerca de ti.

Muchas de tus memorias favoritas seguramente las has compartido con esos hermanos que la vida te ha regalado. Ellos también conocen tus sueños, secretos alegrías, enojos, triunfos y tristezas. Siempre te dicen la verdad, aunque muchas veces no te guste. Puedes conocer mucha gente a lo largo de tu vida, pero son pocos los que realmente prevalecen en ella, los que en algún momento te han dado felicidad, algunos otros sólo se quedaron en bellos recuerdos y siguieron caminos diferentes, sin embargo esos hermanos son los que aún siguen contigo, haciéndote ver lo que está bien o en lo que estás equivocado.
Los que consideras que realmente son tus hermanos, felicidades, has encontrado el tesoro, ya que son oro puro, no los descuides, esas personas estarán a lo largo de tu vida acompañándote, aceptando tus defectos y cualidades, preocupándose por ti. Ahora podemos apreciar y reconocer que una verdadera amistad, no crece si no hay comunicación, ni se fomenta, es por eso que habla con tus amigos, procúralos, la vida se va demasiado rápido y nos olvidamos de lo que realmente importa. Intenta llamarlos más frecuente, visítalos, si están distanciados, perdónense, deja el orgullo a un lado y piensa en que ha sido más bueno lo que han vivido que lo malo. No los juzgues, mejor trata de entenderlos.
